sábado, 23 de junio de 2007

El día de don VALENTÍN

El cholulismo bien al día: el enviado especial de tartatextual (izq.) posa para la fotografía junto al reciente ganador del Premio Nacional de Narrativa.

El corazón rodeado

Anteayer tenía un par de llamadas perdidas en mi celular. Yo estaba dando clase y mi teléfono, como corresponde al caso, se hallaba sepultado en la mochila en un rincón de la sala de profesores. Las llamadas venían de Montevideo, y, por algún motivo, yo sabía que eran de Valentín (aunque él use distintos números para llamarme a veces) y que tenían como fin darme una noticia que, de todos modos, yo andaba pregustando hacía varios días... Así es que a la tarde pudo encontrarme y anunciarme que había ganado la última edición del Premio Nacional de Narrativa Juan José Morosoli. El libro con el que ganó es un conjunto de cuentos y se llama "Jaula de costillas". Mi emoción fue inmensa, pero, en cierto modo, no me causó tanta sorpresa. Hará un par de meses, creo que la noche de mi cumpleaños, cuando yo lo acompañaba en bicicleta hasta su casa, le pregunté cuáles habían sido después de todo los cuentos que había presentado al concurso. Me dijo que unos seis o siete y me los nombró. Yo conocía casi todos esos cuentos y, conociendo también lo que se venía premiando en este certamen, me vino de a poco la sensación de algo como irreversible: Valentín tenía que ganar el premio. La selección constituida por "Jaula de costillas" es en realidad una parte de varios cuentos más que él quería agrupar bajo ese nombre. Como la extensión prefijada en el premio no aceptaba trabajos que excedieran las 125 páginas, tuvo que resignarse a dejar fuera del conjunto a varios cuentos que eran genuinos integrantes del mismo. Esos cuentos fueron mayormente escritos en el verano de 2006. A fines de ese verano leí uno que me pareció admirable: "Comadrejas", la historia de un profesor de filosofía atosigado entre las preocupaciones docentes, la necesidad de su mujer de ser madre y un extraño perro que cae en medio de todo eso. Recuerdo que haberlo leído me provocó uno de esos instantes eufóricos en los que uno siente la ilusión de haber querido escribir algo parecido. Uno llegaba después del mediodía a su casa, en medio del aire achicharrante del barrio Las Delicias y se lo encontraba a Valentín escribiendo contra la ventana cubierta por la cortina, al silencio de la siesta que dormía su hijita. Recuerdo especialmente de esos días la pasión con que creía en las historias que estaba haciendo, lo estrictamente personal que se le volvían. Los lectores de la colección "Lectores de Banda Oriental" tendrán a partir de julio la edición del libro que incluirá además de "Comadrejas" otros cuentos notables como "Dos padres o tres tumbas", "Sólo díganos lo que quiere" (me muero de la risa cada vez que me acuerdo de este cuento), "Amor en febrero". Así que a esperar unos días. ¿Cuál es el sentimiento que me queda después de todo esto, si es que puede referirse en términos más o menos literarios? Es que Valentín supo rodear, aprisionar y mantener aquello que hacía tanto tiempo estaba necesitando expresar: el corazón de un tiempo y un lugar. Esos tiempo y lugar son el Maldonado de hoy día. Digo también que con Valentín Trujillo y "Jaula de costillas" empieza de una vez por todas la narrativa en Maldonado. Maldonado ahora pasa a ser creado por la literatura, así como Onetti en otra época reclamaba que los escritores crearan de una vez por todas Montevideo. Para mí es el primer narrador que supo dar la dimensión de ese extraño fenómeno que es Maldonado y que estaba esperando por alguien que lo registrara con ojo avizor, imaginación y talento, de tal modo que pueda insertarse en un discurso mayor, universal. Y creo que "Sólo díganos lo que quiere" es un muy buen ejemplo de esto.

Post – data... Desmentidos

Tan pronto como se supo que un tal Trujillo había ganado el Banda Oriental, las felicitaciones y los saludos empezaron a arreciar sobre otro Trujillo: Henry Trujillo. Parece que al comienzo todo fue una broma del escritor Pablo Silva Olazábal, pero la broma se la comieron entera Inés Trabal, Carlos Caillabet y Silva Larrañaga (la ganadora del segundo premio, quien reside en Francia). La Red de Letras, una comunidad de escritores que se mandan mails todo el tiempo, casi colapsó con mensajes que iban y venían con las felicitaciones a Henry Trujillo y, al final, los prontos desmentidos de este último. El que paró un poco la pelota fue Leonardo de León, un joven narrador minuano que obtuvo una mención en el reciente Premio Espínola de narrativa. Leonardo (colaborador de Iscariote y de La Letra Breve) aclaró quien era el que se había llevado el premio. Otro tanto hizo después Alfredo Fonticelli, otro conocido nuestro con quien tuvimos, Valentín, Felipe García y yo, un programa de radio en Aspen FM en el año 2003. De todo esto de las felicitaciones erradas y los desmentidos Valentín ni se enteró. Como tampoco se habrá enterado de otra noticia que yo encontré casualmente en la web al poner en Google las palabras "Valentín Trujillo". Todos los primeros links hacían referencia a la muerte del actor mexicano de ese nombre. Lo interesante del caso, es que después venía un buen lote de links en los que el propio actor desmentía su propia muerte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay una troja de Trujillos a la vuelta, eh... pero pocos escriben como don Valentín. Recuerdo haber leído "Comadrejas" en tu casa, D., ¿Te acordás?

Unknown dijo...

Fran Bech me ha dicho que lo conocía por la cagada. Robert Jones estaba muy ocupado violando a un pùber mientras Augusto Salaberry berreaba. Fer Lagarreta ha suspirado indecisa. Tzu Li ha exclamado "¡mayonesa!" Llarvi correteaba luego de una pelota de golf.
Alcántara.

Anónimo dijo...

Este pibe se quedó en el tiempo...y el otro está reloco.