viernes, 18 de junio de 2010

Bardanca me dice cosas


Veo los partidos del Mundial en canal 11 de Punta del Este, que retransmite a su vez la programación de canal 4, de Montevideo. Es el único canal que puedo ver en mi televisor. Para llegar a hacerlo, uso un cable que generalmente utilizo para conectar la computadora al equipo de audio. Conecto en el huequito donde va la antena, detrás del televisor, esa salida del cable similar a la de los auriculares, y dejo colgado contra la ventana el otro extremo, que se divide en dos conexiones de colores rojo y negro. Esas conexiones, mientras realizan su función de antena, se parecen bastante a las cabezas inclinadas de dos personas un poco tristes que cumplen un horario. Por eso es que veo todos los partidos del Mundial en el mismo canal, porque es imposible sintonizar con ese sistema los otros canales de Maldonado: el 7 y el 2. Eso quiere decir además que escucho a los mismos comentaristas del canal 4: a Federico Paz o a Eduardo Ribas en el relato; a Mario Uberti con sus detalles desde la misma Sudáfrica; a Santiago Ostolaza y Fernando Morena, como las voces de los ex-jugadores que pueden aportar aquello que el periodista deportivo no sabe porque no lo vivió; y, por último, a Mario Bardanca, que, si no me equivoco, ha sido un fichaje especial del canal 4 para la cobertura del Mundial. Bardanca es la voz principal en cada transmisión, sea con el relato de Eduardo Ribas o con el de Federico Paz. Bardanca es la voz de la conciencia, un poco como Pepe Grillo. Bardanca es el analista de las jugadas. Bardanca es el hombre que se da cuenta de lo que nadie parecía haberse dado cuenta mientras todos corren excitados de un lado para el otro con las estadísticas, los goles, las patadas, las mujeres en las tribunas. Bardanca es... Bardanca me dice cosas...
Desde hace dos noches, cuando los partidos de las 8 y de las 11 de la mañana, más el de las 3 de la tarde, son un eco tenue, Bardanca me dice cosas... Cuando la noche se hace profunda, cuando estoy ya en la cama solo con mis propios pensamientos, Bardanca me dice cosas...
La primera noche fue solamente su voz, como si su voz fuera el instrumento por el que yo tocaba mis pensamientos o las divagaciones previas al sueño profundo. Las palabras que recorrían mi cabeza, vívidas como un susurro, me las dijo todas Mario Bardanca, atravesadas por su manera de armar las frases.
Anoche estaba acostado, leyendo la biografía de Morosoli escrita por Óscar Brando, cuando me sorprendo ante la siguiente frase: "De manera que, aún sin remontarse como hace Bajtin a la antigüedad para ver los antecedentes, en este corto período de dos siglos cabe observar las variaciones de la clave de aprendizaje en el héroe novelesco." Juro que la representación sonora de todas esas palabras, en mi mente, estaba realizada por la voz de Bardanca...
Ahora Bardanca no sólo me dice cosas, sino que me las lee... Bardanca me pareció de repente tan bueno, tan dulce...
Y sin embargo, de golpe, como si alguien me hubiera gritado, cerré el libro, lo aparté, y busqué en la mesa de luz el fixture del Mundial y me fijé en la fecha de la final. 11 de julio. Entonces apagué la luz de la portátil y me acomodé para quedarme dormido. Pero en ese silencio expectante, con la insistencia de vuvuzelas, la voz de Bardanca, en varios canales, atravesaba el aire de mi habitación: las referencias de los laterales... / presión constante... / llama también poderosamente la atención... / por las bandas...

2 comentarios:

Manu dijo...

Genial!!! Me sentí identificada.

Damián González Bertolino dijo...

¡¡Gracias, Manu!! Un abrazo.