miércoles, 6 de febrero de 2008

Ctrl-Z


Bueno, ¿en qué estábamos? ¡Ah, sí!... Anteayer llegó a pasar unos días el amigo con el que estoy escribiendo la novela a medias. Yo ya había terminado de escribir el capítulo IX en los días anteriores, y, como dije, hace unos días acá en el blog, me dediqué a escribir en un cuaderno verde "Nos cagaron a piñas". Yo tenía como tres comienzos distintos para ese relato, y por eso no podía empezar a escribirlo el 1º de febrero, como había querido. Tuve que esperar a tener ciertas revelaciones, como estar en la playa Brava en una tarde en que se vino una tormenta y los rayos caían con toda su fuerza a la altura de la Isla de Lobos, y regresar a Maldonado y encontrarme con que V. me trajo un libro de Arthur Conan Doyle. Fue un libro que de algún modo me marcó un rumbo, porque aparte tenía que ver con lo que yo iba a escribir (más bien el tema). Así que empecé con media docena de páginas en el cuaderno encontrando la voz del narrador. Al otro día me crucé en la calle con Mauricio E. Pagola (un ex-Iscariote), y cuando le dije qué estaba leyendo, me respondió: "Siempre lunático, vos... Se ve que te encantan los ingleses... Monty Python, los Beatles... Todos lunáticos...". Viniendo de Mauricio, el término "lunático" es algo más que una palabra al vuelo, así que me gustó mucho eso que dijo. Hacía años que no leía a Conan Doyle, y la verdad es que no me acordaba que fuera tan extravagante. Este libro que leí, que no es de la saga de Sherlock Holmes, me hizo reír y asombrarme mucho. Me parece que estoy en una época en que vuelvo a los ingleses. Hace un rato, acá en el Kennedy, estaba buscando algo para leer entre mis libros (los libros que todavía no me he llevado a mi casa) y saqué "The veil painted", de William Somerset Maugham, un escritor al que yo había leído creo hace cuatro veranos y me dejó sorprendido. El título era "The vessel of wrath"; lo leí en español, pero no me acuerdo de cómo era la traducción del título. Bueno, ahí había un retrato de un personaje holandés, una especie de cónsul de una colonia en el Pacífico a fines de siglo XIX. No me olvido más de la cara de ese holandés desquiciado. Lo más parecido a Humpty-Dumpty que me acuerdo. Mi amigo mientras tanto escribe sobre una mesa de planchar, al lado del baño, en mi computadora, un relato que comenzó anoche. Dice que se acostó a las cinco de la mañana. Yo llegué al Kennedy al mediodía y lo hallé durmiendo. Ayer, por ejemplo, en el mismo lugar, en la tranquilidad de la tarde luego de volver de la playa, se puso a revisar el capítulo que yo había escrito para nuestra novela, y discutimos un par de cosas interesantes y sacamos algunos pasajes para aligerar un poco la narración. Todo muy productivo. Este amigo, que por una razón de comodidad y para reservar su identidad, llamaremos LAC, tiene una teoría interesante, o más bien un deseo interesante. En la primera de las noches que pasó acá, mientras cenábamos, aclaró para los que no sabían que trabajaba de diseñador gráfico, y que había un comando que le permitía en algunos programa (o en uno, no recuerdo bien) deshacer todo lo hecho noventa y nueve pasos atrás. Es "Ctrl-Z". Entonces dijo que hay momentos en la vida de uno en que se desearía aplicarle el Ctrl-Z a la misma vida. Pero nada solemne en los ejemplos, sino situaciones graciosas. Así que de sobre mesa todos nos pusimos a pensar en los momentos más Ctrl-Z de nuestras existencias. El narrador de "Nos cagaron a piñas", sin embargo, ya resolvió desde el principio que el "Ctrl-Z" puede ser algo a la mano para analizar su vida pasada, pero no, él se la banca y va a contar todo lo que le pasó en otra parte del mundo sin pelos en la lengua. Además, eso mismo lo llevó a una historia de amor, porque creo que en el fondo "Nos cagaron a piñas" es una historia de amor. El hecho es que leyendo este libro de Conan Doyle, que es "Relatos del cuadrilátero", me pasó otra vez eso de las conexiones. Yo había dudado en el comienzo del realto acerca de determinadas conclusiones a las que podía arribar el protagonista después de ciertas experiencias, pero igual lo escribí como forzándome. Al otro día, leyendo uno de los cuentos de Conan Doyle, encontré una frase bastante similar aplicada a la misma situación, algo como la misma idea afirmada de otro modo. Así que eso fue otra piedrita más para cruzar el estanque. ¡¡Ah!! Me olvidaba de algo sobre lo que leí y escuché mucho tiempo, pero que nunca había visto, que es la pelea en que Archie Moore dejó el título a manos (a puños) de Cassius Clay. Bueno, como www.youtube.com es el aleph, ahora podemos ver cualquier cosa que se nos ocurra, y encontré este video (http://youtube.com/watch?v=qk6empXU4EA) en el que, sorteando el audio en japonés, se puede observar la pelea. Son siete minutos que valen la pena. Cuando uno ve entrar a Clay al ring de inmediato intuye que se lo come a Moore. Moore, además, mientras se agacha para quedar en guardia, queda con unos rollitos en la panza a la vista. Clay es todo un atleta. Parecen dos épocas distintas golpeándose por la supremacía de los tiempos. Le hablo de eso a LAC saliendo de un supermercado en la Cachimba del Rey la noche en que llegó, rumbo al Kennedy. Me recuerda un cuento sobre boxeo que tiene y que a mí me gusta mucho. Se llama, simplemente, "Puños". LAC me dice que lo que a él le gusta o le interesa del boxeo en sí es la narración. Yo estoy de acuerdo, el boxeo es todo narración, pero también es, en cierto modo, mitologizante. Cada pelea, hasta la más insignificante, parece la máxima expresión de un mundo, un mundo que florece para marchitarse en el barro o en un florero de cristal, según sea. Creo que eso no pasa en cada partido de fútbol. El boxeo tiene esa condición más perentoria, desesperada, apenas inicia una pelea. El caso es que yo miraba la pelea de Moore y Clay y me pareció que podía representar el fin de una era. El paso de un tipo de boxeo gallardo a otro, aunque no menos gallardo, más atlético. Vuelvo a mirar esa pelea y me parece que en realidad el video se trata de un trabajo de edición, como si hubieran pegado cuadro por cuadro un boxeador de los '30 o '40 contra otro de varias décadas después. En un momento creo que Archie Moore deseó haber tenido el Ctrl-Z a poca distancia de sus guantes. Clay (el fututo Mohammed Alí) es avasallante, por más que se come un par de piñas de Moore que quedan para la historia. Las conexiones siguen... LAC trajo a casa algunos libros de otro amigo en común, llamémosle LDL, para enviárselos a Minas desde acá en una encomienda. Son todos libros de Paul Auster. De ellos, yo sólo había leído uno, "La noche del oráculo", incluso la edición es la misma. Lo abrí y en seguida me fijé en los subrayados que LDL le había hecho. De inmediato algo me dio ciertas dudas. Fui hasta mi biblioteca y busqué mi propio ejemplar para cotejar ambos y descubrir que, como había sospechado, LDL y yo subrayamos lo mismo de la página 234, él con negro y yo con rojo: "Había descubierto que las palabras mataban. Las palabras tenían la virtud de alterar la realidad y, por tanto, eran demasiado peligrosas para que pudieran confiarse a un hombre que las amaba por encima de todas las cosas". Ni más, ni menos.

6 comentarios:

Leonardo de León dijo...

Un lazo màs en la distancia.
Gran abrazo.
L.

Damián González Bertolino dijo...

En realidad tengo que decir que LAC leyó este post anoche, y a la hora de la cena en mi casa del barrio 33, me dijo que el Ctrl-Z es para errores del momento, de esos que sobre los que uno dice: "No, no era esta calle la que tenía que tomar, y otros un poco por el estilo". Repetimos: el Ctrl-Z no es aplicable a fórmulas del tipo "Detengamos el nacimiento de Hitler" o "Paremos a Romario".
Y gracias, LDL. Otro abrazo.

Anónimo dijo...

Un enorme abrazo para mi escritor preferido, y por favor sigo esperando con ansiedad el capitulo once de "Los trabajos del amor"

Nadia Pereira dijo...

Que buena tarta. Casi me empalago leyéndola de principio a fin

Damián González Bertolino dijo...

Estimada Gloria: El capítulo 11 de "Los trabajos del amor" ya fue publicado a mediados de enero. Usted querrá decir el capítulo 12, que va a ser publicado en marzo. Es más, en marzo van los capítulos 12 y 13, ya que en febrero no publicaré ninguna por estar dedicado a escribir otra cosa.

Estimada Anna: Gracias. Bienvenida.

Anónimo dijo...

Good words.