domingo, 26 de noviembre de 2006

El subrayado de la viuda

Ahora que las clases han terminado, me decidí a hacer una pilita con todos aquellos libros que tengo que leer en el verano y que he deseado leer durante el transcurso del año. Como siempre, como todos los años, esta pilita se caerá por su propio peso y por la negligencia de sus ambiciones. Sé que dentro de dos o tres semanas varios de estos libros que he elegido van a volver a la biblioteca y se sumarán algunos imprevistos. Por lo pronto mi pilita tiene los títulos "Un hombre y su mundo", de Arturo Sergio Visca, "Leviatán" y "La invención de la soledad", ambos de Paul Auster, "La guerra de los gimnasios", de César Aira y "Redoble por Rancas", de Manuel Scorza. Por ahora empecé con el primero de los que nombré, el libro de ensayos de Arturo Sergio Visca". Luego de haber leído con deleite "Abril rojo", de Santiago Roncagliolo y con no tanto deleite "El mago", de César Aira, proseguí leyendo la novelita de la que he hablado "Devoradores de plástico", pero como ha sido destinada al baño, su lectura es ocasional. La edición del libro de Visca que tengo es interesante. Es del año 1978 y fue editado por la Biblioteca Nacional. Uno lo abre y encuentra en la primera página (en blanco, claro) un "20" tachado y debajo un "10", o sea el precio por el cual lo compré hace más o menos un año. Tuve que haberlo comprado en alguna de mis idas a Montevideo en diciembre, cuando fui a ver a mi abuela materna por su cumpleaños; debió haber sido en alguna de las librerías de la calle Tristán Narvaja; aunque una parte de mí se resiste y me dice que puede existir la mínima posibilidad de que ese libro haya sido comprado en la feria de los domingos de Maldonado. Pero la particularidad más sobresaliente de este libro como objeto es la dedicatoria del propio autor a la viuda del narrador Víctor Dotti. Dice así: "Para Irma G. de Dotti, amistosamente y con el recuerdo de Víctor y su admirable narrativa. Arturo Sergio Visca. Montevideo, 28, V, 79". Las páginas siguientes están llenas de presuntos subrayados de la viuda y, en muchos casos, se limitan a asociar lo que plantea Visca con el pensamiento de José Ortega y Gasset. Es más, al final de un ensayo titulado "Un rostro y su enigma", la lectora escribió lo siguiente: "Excelente, pero ortegasiano". Pasando a la obra en sí, cuando uno lee el prólogo del autor parece interesante, más que nada porque aparece allí planteado el procedimiento de escritura que va a animar todos los ensayos que vendrán a continuación: "(...) para una justa intelección de las intenciones que han orientado la elaboración de estas páginas no debe olvidarse (...) que en las mismas se ha procurado fundir sensibilidad y conceptuación." Sin embargo, cuando empecé a leer el libro, de inmediato, en los primeros ensayos, encontré un esquema típico que se va reproduciendo una y otra vez. 1- El autor mira su entorno y se siente ensimismado, o sobrecogido por el ambiente que lo rodea 2- Se sucede una serie de metáforas más o menos evidentes, más o menos interesantes, para detallar, recrear ese momento de sobrecogimiento. 3- Por último, se plantea la "tesis", lo que el autor pretende decir (ideas sobre la soledad, sobre la relación del hombre con las cosas, etc.) 4- Conclusión. Bien... debo decir que en la mayoría de los casos me ha extrañado encontrarme con reflexiones que, aunque probablemente ciertas, me han parecido evidentes o, en los casos más soprendentes, plenas de un panteísmo (creo que ateo) medio trasnochado. Seguiré leyendo...

lunes, 13 de noviembre de 2006

Devoradores II


Hemos vuelto de la playa con Felipe. Ahora él anda por algún lugar de la cocina preparando unos fideos. Después de nadar un rato y sacar unas fotos, le leí el comienzo de "Devoradores de plástico", primero en portugués y luego traducida al español, y lo cierto es que en la segunda oportunidad no nos daba tanta gracia... (Antes que nada quiero aclarar que todo esto no se trata de eso que los estudiosos de la lengua llaman "prejuicio lingüístico"; muy por el contrario, me fascina la lengua portuguesa). Acá va el comienzo... (entónese con la prosodia de un narrador de radio, y si es deportivo, mejor).

"Eram sete horas da noite no bairro do Harlem, em Nova Iorque. Os moradores do lugar (que trabalhavam no centro de Manhattan) regressavam a suas casas para jantar, quando das luzes das ruas se apagaram. Havia muito tempo que nao acontecia nenhum defeito nas instalacoes elétricas e os transeuntes ficaram surpreendidos. Mas aquilo nao era suficiente para incomodá-los. As luzes dos faróis dos carros passaram a iluminar as ruas escuras. Mas o contratempo aumentou, quando a outra metade do bairro também ficou imersa na escuridao. Já preocupados com o insólito acontecimento, alguns moradores do Harlem telefonearam para a polícia, exigindo providências.
E, de repente, todos os telefones deixaram de funcionar! Isso já era mais grave! Nunca acontecera uma 'pane' geral nos telefones de Manhattan e ninguém sabia a que atribuir o defeito. Sem comunicacoes com o resto da cidade, os habitantes do Harlem comecaram a se assustar. Nao havia luz elétrica, nem telefones! Que mais estaria para acontecer? A resposta nao se fez esperar. (...)"

Primero quiero decir que los signos de esclamación me han conmovido profundamente. Segundo, que si uno se fija cómo empiezan generalmente este tipo de historias uno encuentra un manual de todos los pasos que hay que recorrer para captar al lector, lo demás es el arte que uno le ponga al asunto.
Hoy, más temprano, cuando coloqué en el blog el texto "Devoradores I", dije que tenía casi la total seguridad de que se trataba de extraterrestres... ¡¡Error!! Tres o cuatro páginas más adelante aparecen los verdaderos responsables de los desastres en "Nova Iorque"... Me parece que varios ya habrán adivinado... Continúa...

"Enquanto isso, muito longe dali, num 'Laboratório de Pesquisas Científicas' instalado em um subúrbio de Pequim, o General Mio-Kang-woo, um dos dez primeiros na hierarquia do Partido Comunista Chinês, visitava uma sala secreta do prédio, onde era recebido pelo Professor Ham-fong, perito em guerras bacteriológicas. Nesse momento, o cientista estava debrucado sobre uma grande tina de vidro, cheia de água espumejante. Seus assessores, que conduizam o general naquela visita, mantiveram-se respeitosamente de pé, perfilados contra a parede do laboratório.

-Que é que o senhor quer me mostrar? -indagou o general, aproximando-se do professor.

-Olhe, general! Quero que o senhor conheca os meus truques!

O militar olhou para a água e nao viu nada que lhe chamasse a atencao. Mas nao quis passar por ignorante.
-Virus? Bacilos?
-Nao, general. Bactérias artificiais! Eu consegui aperfeicoar a descoberta do meu colega, Professor Herbert Caldwell, de Londres! E usarei, contra o Ocidente, uma arma criada no própio Ocidente! Mas muito mais eficaz, sem dúvida alguma...
-Nao comprendo. Nao estamos em guerra como eles... ainda.

-Nao se trata de uma guerra... ainda.

-Entao, o que é?"

Más o menos hasta esa instancia llegué. Habría leído más si no me hubiera pasado gran parte de la tarde rascándome las picaduras de unas aguavivas chiquitas en la espalda. Pero, como siempre que uno lee este tipo de novelas, da para pensar en muchas cosas. El sábado a la noche estuve en la Feria del Libro hablando con Milton Fornaro, cuya última novela "Cadáver se necesita", me gustó mucho. Precisamente me decía cómo gran parte de nuestros narradores actuales (los uruguayos) descuidan el factor de la acción, mejor dicho, la necesaria continuidad de los hechos. Y también, y esto creo yo que está íntimamente relacionado con lo anterior, me hablaba de esa suerte de estigma que entre nuestros narradores poseen géneros como el policial y el thriller. Casualmente (y no tanto) estoy leyendo "Abril rojo", de Santiago Roncagliolo, y me he encontrado con una gran historia, muy bien narrada, y por sobre todo, con un thriller, con un thriller que no le falta el respeto (por el tema que trata) a otros novelistas peruanos como Manuel Scorza...
Mañana o pasado mañana sigo hablando de los devoradores.

Devoradores I

Primero, un comentario de una estudiante esta mañana de lunes. Me contó que fue a la Feria del Libro de Maldonado con su madre y le pidió que le comprara un libro de poemas. "¿Y para qué querés un libro de poemas?", le preguntó la madre. "¿Para qué lo voy a querer?", respondió la hija "¡Para leerlo!". Dejo las conclusiones en manos de los lectores.
Pero, de todos modos, quería hablar de lo que me pasó el fin de semana... Este fue el fin de semana de los devoradores...
Mª se había ido a Minas a visitar a su madre, así que a la tarde aproveché para reunirme con tres de mis estudiantes a tocar algunas canciones. Hasta la misma tarde de ese sábado banda tenía nombres tan dudosos como "Los tomates rellenos", "Gagá Dadá" o "Porjobi". En una de esas, mientras ensayábamos, apareció Ignacio Fernández, al que había visto relativamente poco luego de su vuelta desde Pelotas (había ido invitado por Aldyr Garcia Schlee a la Feria del Libro de esa ciudad, que aún no ha terminado). Apenas llegó nos sacó unas fotos y sacó su pequeño grabadorcito para captar algunas muestras de nuestras canciones. Antes de irse me pasó unos libros en portugués que había traído. Yo le había pedido algunas cosas de Murilo Rubiao y Moacyr Scliar, pero no me consiguió nada en particular; así que me pasó un par de libros "Orgias", de Luis Fernando Verissimo (¡qué apellido impertinente para un escritor!) y una de esas novelas de bolsillo de ciencia ficción (que en lengua española solía publicar Bruguera) llamada "Devoradores de plástico", de Tony Manhattan. Cuando Ignacio leyó en voz alta el título de este libro poniendo esa voz de relator de fútbol brasilero, supimos que el nombre de la banda ya estaba asignado. ¡Hay que leer ese tipo de cosas en portugués! ¡Son muy graciosas! Sobre todo porque muchas frases, palabras o giros del portugués nos suenan arcaicos o ingenuos en nuestra lengua... Con Valentín solemos reírnos de un par de ejemplos buenísimos en los que se percibe esa extraña sensación: "Gasolina sem chumbo" - "Nafta sin plomo"; "O abogado do Mandinga" - "El abogado del Diablo"; "O planeta dos macacos" - "El planeta de los simios". Claro está que una de esas pronunciaciones típicas de presentador brasilero contribuye al efecto. ¿Dónde estaba? Ah!, sí... en la novela "Devoradores de plástico"... Resulta que se produce un gran apagón en New York y luego los automóviles comienzan a apagarse uno a uno... Está claro, un OVNI está entre los humanos. Leí un par de páginas, así que no puedo precisar con certeza si los devoradores de plástico son extraterrestres, pero tiene toda la pinta de que va a ser así.
[Amigos... Felipe acaba de llamarme para ir a la playa... La seguimos luego...]

jueves, 9 de noviembre de 2006

El feriado sincrético del Dr. Vázquez

Creo que muchos ya se habrán enterado de lo último que dijo el presidente Tabaré Vázquez. Yo había ido en la tarde de ayer, miércoles, a la casa de mi padre a merendar; y en eso, en medio del café con leche, vemos a Vázquez hablando en un acto en la ciudad de Salto. Su idea era (es... sigue siendo...) la de resumir todos los feriados del año concentrándolos en una sola fecha, la fecha del natalicio de José Gervasio Artigas (19 de junio). La intención es algo así como la de aunar todos los hechos que se festejan en cada feriado (con sus respectivas convicciones) en un solo festejo, el festejo del nacimiento del máximo líder de los uruguayos. Ademas, el presidente manifestó haber tratado la idea con un grupo de asesores... O sea que la cosa ya está bastante maquinada, de manera que cuando uno tenía la esperanza de que todo esto fuera sólo el producto de una insolación salteña, se descubre que hay más gente que está en la misma.
Digamos algunas cosas al respecto.
1- Es un tremendo disparate, de los más grandes que he escuchado en este año.
2- Es cierto que uno de los males de los uruguayos es esa especie de carnavalización de la vida (y del año). Siempre buscando huequitos y oportunidades para hacer lo que realmente se tiene ganas de hacerse (muchas veces nada)... Siempre contabilizando los fines de semana largos que traerá el nuevo año... Siempre empezando el año después de la semana de Turismo... Pero esto de que haya un feriado por año es abusivo; como si a uno le fueran a dar una paliza en las nalgas y, en vez de recibirla con una vara, se la recibiera con una de las columnas del Palacio Legislativo.
3- De aprobarse esa medida, estaríamos llegando al punto final de un degeneramiento que lleva algún que otro lustro. Hace tiempo que los uruguayos venimos observando cómo las fechas de los feriados cercanos a un fin de semana (y ni tanto) se corren hacia un viernes o un lunes y nos dejan trotando a lo bobo, despreocupándonos del valor real y efectivo del feriado en cuestión y persiguiendo la zanahoria del fin de semana largo que nos cuelgan delante. Las fechas patria, los feriados, o como se les quiera llamar, son puntos de referencia para una comunidad. Cada comunidad mide el ritmo de su Tiempo, de sus procesos, según fechas en que las actividades se detienen, marcando la llegada de un "no-Tiempo", la llegada de una mirada que viene del pasado que nos revisa; el arribo, en definitiva, de una instancia en la que dejamos de hacer lo que hacíamos para medirnos como comunidad, para tomarnos el pulso ante el mundo y sus acontecimientos. Pensemos en cualquier tipo de sociedad que consideremos medianamente modélica y veremos en seguida que son indisociables de esos "tiempos-sin-tiempo" en los que todo se detiene y cada ser se vuelve sobre sí mismo por causa de una fecha pasada, remota... En la Biblia, encontramos en el Salmo 90 las siguientes palabras: "Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, / los años en que desdicha conocimos." La idea que se desprende rápidamente de estos versículos es la del temor de caer en arrogancia, la clara conciencia del dolor fructífero que, reconocido, se transformará en gracia. La creación de un feriado sincrético (un feriado que condense todos los feriados) es uno de los pasos más peligrosos (arrogantes) que podemos dar como comunidad, y sería un trastocamiento sensible de nuestro ciclo. Es cierto que los feriados y sus significaciones en nuestro país puedan estar deprimidos, pero esta medida acentúa ese estado, pues hay cosas que operan a un nivel muy profundo en la sociedad. Además, desplazar los significados de varias fechas y hacerlos reposar en un lecho artiguista es otro error. Hay fechas que, si bien no son irreconciliables, de juntarse, de convertirse en una sola, borrarían los necesarios límites que existen entre ellas. En otras el ejemplo se vuelve aun más escandaloso: reconocer que el 19 de junio es, también, de algún modo (?), el 1º de mayo y el 12 de octubre (me sigo preguntando todavía si todo esto es verdad) es alterar estructuras complejas, delicadas. Por otra parte, ¿cuál es la imagen de José Artigas que el Gobierno está legando? ¿La de un ser inconmensurable que atraviesa la Historia y se expande en todas las cosas? ¿Un "panartiguismo"? No quiero ser exagerado, pero he leído cosas parecidas en algunas novelas de ciencia-ficción o de anticipación... cosas del tipo: "En Él se resume todo. Él ya lo hizo. Estuvo antes que todos y lo hizo (...)".
Por si fuera poco, hoy me enteré también de que Chávez, el presidente de Venezuela (una suerte de hermano-mayor-sábelo-puédelo-todo para Vàzquez) ha prohibido la Navidad en cualesquiera de sus manifestaciones que huelan a Yanquilandia...
Tenía para el final una serie de chistes que aparecían en un diálogo entre padre e hija en el Uruguay de 2037. Cosas como Artigas en el palo mayor de una carabela gritándole "¡Tierra!... ¡América!" a Colón. O la escena sobrecogedora de una noche de 1886 en Chicago, cuando la Divina Gracia de Artigas asiste a un grupo de trabajadores, días antes del desastre.
Pero ya ni me dan ganas de reír.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

La caca y el terror

Bien, han continuado los días de alejamiento de tartatextual...
Ahora, debido a los trabajos que me ha llevado la edición de la revista Iscariote del mes de noviembre.
He recibido comentarios (por fuera del medio del blog) acerca de mi última entrada, sobre todo de ese comentario acerca de un pacto con el Diablo. El primero fue de Leonardo Cabrera, diciéndome si la figura de ese gordo no era en realidad un fiolo cualquiera del barrio Kennedy que me había extorsionado (por decirlo de una manera delicada)... El segundo comentario fue un mail de mi propia madre, implicada directamente en los hechos. ¿Por qué nunca le había contado nada?, me preguntaba. Y sobre todo, quería saber por qué diablos (sí, "diablos") el carnicero no me había cobrado aquel kilo de chorizos... En realidad, no he tenido tiempo para responder a esas inquietudes... Pero seamos justos, tampoco me lo he tomado como para pensarlas...
¿Qué estoy leyendo?... Estoy leyendo en estos días, y estoy casi a punto de terminar, una novela del escritor uruguayo Milton Fornaro: "Cadáver se necesita". Creo que puede ser la mejor novela uruguaya del año. Aún no leí "Diario de un demócrata moribundo", de Fernando Loustaunau... Pero esto de Fornaro me parece de lo más entretenido y bien escrito que ha dado la narrativa uruguaya en, digamos, los últimos diez meses. Aun cuando tenga algunas frases o giros expresivos que me suenan a verdadero cliché literario, la estructura (sobre todo eso) y la suspensión de esa Verdad que todos queremos saber y que se va escamoteando a lo largo de las páginas es lo que me hace sentir que estoy en presencia de una muy buena novela. Hay una buena manera de medir una buena novela, y es sentir que lo primero que queremos hacer cuando lleguemos a casa es masticar algo en la merienda y sentarnos cómodamente a leer ese libro del que hemos estado pensando en algunos instantes del día... y si es posible no comer nada y empezar a leer. Bueno, eso me pasa con "Cadáver se necesita". Así que, amigo Fornaro, has subido conmigo un par de escalones hacia mi Cielo... JA!
Hoy me escribió un mail muy lindo Mauricio E. Pagola (colaborador rutilante de Iscariote). Creo que lo poco que tiene de íntimo es de todos modos compartible, es decir publicable sin riesgo de que Mauricio salga a la calle y sea identificado y lapidado por activistas feministas. Aquí va...
Damián: para este número no te mandé nada, creí que estaba a tiempo. Mi intención era abordar con una nota el libro "Filosofía del Terror o paradojas del corazon", del filósofo norteamericano Nöel Carroll. Lo que pasó, o lo que pasa, es que todavía estoy leyendo el libro. Quiero, necesito releer ciertos pasajes y capítulos enteros. Después, comenzar a escribir todo lo que ya tengo escrito en la cabeza, siempre y cuando el bebé ya tenga tomada la memita, haya hecho su provechito, y haya olor a cremita y no a caca en su ropita. O sea mi espíritu y mis ganas siguen estando con Iscariote, así que disculpas.
P.D : Qué lindos y qué jovenes quedaron en las fotitos, esos pelos...tienen un aire tan lennonmacartniano, o sea a lo mejor de la década de los 60.
Abrazos.

Bien, creo que es toda una definición de nuestro amateurismo intelectual. Ya lo saben, estimados seres pensantes, asediadios por los problemas cotidianos que nos quitan el tiempo... Se puede cambiar los pañales del nene de cuatro o cinco meses y pensar en la estética del terror en el cine. Gracias, Mauricio, me tocaste el corazón con un dedo.

can-sa-do

Estimados lectores de tartatextual:

Lamento profundamente haber hecho un silencio por algo más de diez días... Aunque, si no había nada para decir, no veo por qué persistir en publicar cualquier cosa... Pero, como sea, sí había algo para decir, en realidad había mucho para decir... Bueno, se me está yendo la mano... a decir verdad, había muchísimo para comentar sobre estos días... Muy mucho (verbi gratia)...(Digamos que ahora estoy en mi cyber preferido, el de la calle Camino de los Gauchos, el cyber más indómito en doscientos metros a la redonda de mi casa. Es un cyber atendido por una simpatiquísima inmigrante boliviana y sus dos hijos rebeldes (adolescentes). Algún día tendré que hacerles la debida fama a estos personajes que condimentan cada día que entro a la web. ¿Por qué no? Y también tendré que hablar de todos estos chicos que me rodean desde hace un año o más y que se la pasan todo el día jugando a la computadora... A cualquier hora que yo llegue al cyber ellos están acá jugando a unos juegos extrañísimos de tácticas y estrategias y magia y persecusiones y acumulaciones siderales de puntos y créditos para luego salir del cyber y encontrarse con que ¡opa! ¡el sol seguía brillando ahí afuera!...)Hace días que he estado trabajando para Iscariote, diseñando, leyendo notas y ocasionalmente escribiéndolas... Todo contacto con internet quedó restringido a algunos mails a los colaboradores y la búsqueda de imágenes para pegar en la revista. Hasta estoy leyendo muy poco y viendo pocas películas (creo que lo último fue "Mr. Arkadin", de Orson Welles y "Vértigo", de Alfred Hitchcock). Ocasionalmente he salpicado mis días con lecturas de "El éxtasis de la montaña", de Julio Herrera y Reissig. Lo que más he hecho con toda certeza ha sido escuchar música. Si la música se pesara en gramos, tendría un par de camiones llenos. Redescubrí incluso un disco que había escuchado parcialmente hacía unos años, un disco en el que los Beach Boys tocan en una fiesta. Uno escucha las risas de aquellos hombres y aquellas mujeres de California que los estarían rodeando con sus blancas sonrisas y sus cabellos llenos de sal y dañados por el sol. Allí está la famosa "Barbara Anne". Pero también se encuentran sorprendentes versiones de tres temas de los Beatles, "Tell me why", "You've got to hide your love away" y "I should have to know better". Probablemente sea "Tell me why" la más linda versión de las tres... (Mañana me voy a arrepentir de lo que digo). Y hay algunas joyitas más, como un cover de un tema de Bob Dylan, "The times they're are they changing", y una versión grandiosa, hecha ahí nomás, de "Blueberry Hill" un clásico standard de jazz del que Louis Armstrong hizo alguna versión memorable. Pero por sobre todo, no he podido dejar de escuchar un disco de John Coltrane llamado "Coltrane plays the blues". Es un disco hermoso, pleno de intereses y sentimientos diferentes que terminan reuniéndose en un sólo punto. (¿No sienten que cualquier cosa, cualquier opinión que uno haga sobre una composición musical, en realidad, no quiere decir nada? ¿Qué fue eso que dije de que todo se reúne "en un solo punto"? Dejo fuera de esta crítica, obviamente, a los estudios técnicos sobre música, del tipo: "si nos detenemos en estos compases observaremos que el cambio en la tonalidad... etc., etc.) Hoy estuve en Punta del Este con Alfonso Larrea (amigo mío desde la época del liceo y colaborador de Iscariote) y me dijo que casualmente hacía poco que se había comprado ese disco y que no podía dejar de escucharlo... Hablando de Iscariote, la semana pasada fue la presentación (el jueves 26) y tengo que decir que fue moy emotiva, porque no sólo se apareció por allí gente muy querida, sino gente que ni conocía y que se mostró muy interesada. Incluso, algunas preguntas del público motivaron un debate muy interesante acerca de la situación de los contenidos o medios culturales en el interior de nuestro país. Al final, cuando nos estábamos sacando unas fotitos posando con todos aquellos ejemplares de la revista, Mª empezó a vender revistas con un sentido salvaje y conmovedor de lo que es el capitalismo. Y vendió muchas... Nos fuimos contentos... ella, Valentín, Francisco (el hermano de Valentín), Felipe y yo terminamos comiendo unas hamburguesas gordotas en un quincho de comidas en la Avda. Joaquín de Viana, al lado de un pelotero lleno de niños. De vez en cuando caían algunas pelotitas al lado de la mesa. Incluso había algo muy cómico. Había una columna de las que sostenía el techo al lado de donde estábamos comiendo y que tenía un adhesivo que marcaba la altura en centímetros. Como en el metro cuarenta de altura había una línea roja o de otro color chillón y acusador, al lado estaba escrita una leyenda que prohibía el ingreso al pelotero a todo aquel que sobrepasara dicha línea. La idea estaba muy buena. Estuvimos un rato coleccionando el recuerdo de personas adultas que habíamos conocido y que estaban por debajo de la altura que marcaba esa línea. Pero no valía citar enanos. El que citaba enanos perdía... Igual, creo que ninguno conocía un enano. el único enano que conocí yo fue el enano "Puchito", que vino con un circo a mediados de este año a Maldonado. Era un circo aburrido. Me acuerdo que había ido con Romina, mi sobrina de cuatro años, que estaba emocionada porque nunca en su vida había ido a un circo (sobre todo porque, ella no lo sabía, tenía cuatro años). En cierto momento de la función, cuando estaban actuando los payasos, la miro y me doy cuenta de que estaba mirando el techo concentradamente. A la salida le pregunté si le habían gustado los payasos. "No", me respondió "Estaba mirando el techo"... Bueno, mi sobrina es un poco especial...¿En qué estaba? Ah, sí... Estábamos hablando de gente de baja estatura (aún con el peligro de que Valentín se enojara). Y nos acordamos de una conocida que casi se ahogó en las termas de Salto, en una piscina que no superaba el metro treinta o cuarenta de profundidad en toda su superficie.¡Ah! Hoy pasé por la iglesia de Punta del Este y vi los arreglos que le han hecho, más que nada la nueva pintura, una especie de celeste. Estaba buscando al Presbítero Pablo Maguna para darle un ejemplar de Iscariote. No había nadie en la iglesia. Me senté en uno de los bancos y me quedé allí un rato. La iglesia de Punta del Este tiene un aire decididamente anglosajón, igual que la del barrio San Rafael. Lo que no me doy cuenta aún es si el estilo es del todo gótico. Voy a tener que repasar algunas cuestiones o preguntar por ahí. La cuestión fue que me dieron ganas de ser cristiano de verdad, no un tipo que vive con la carga de querer serlo. (Por favor, que después de esta afirmación nadie me mande mails asegurándome la pronta Salvación). Esta semana, además, a alguien se le dio por decir que yo había hecho un pacto con el Diablo, y esa afirmación corrió por el liceo donde trabajo, y unos alumnos vinieron en medio de un recreo queriendo saber cómo había sido, ni siquiera preguntando acerca de la autenticidad del comentario. ¡Qué honroso eso de creer ciegamente en esas cosas todavía! "¿No le van a contar nada a nadie?", "No, no, profe... Se lo juramos"... "Bueno, resulta que una noche cuando yo vivía en el Kennedy mi madre me mandó a comprar chorizos a la carnicería. En eso veo que uno de los bosques había una lucecita naranja que bajaba y subía... Y sentí una voz que decía: 'Damián. Damián. Ven sólo un momento, Damián' Entonces fui y llegué a ver un hombre gordo vestido de traje. La lucecita naranja era de un habano que estaba fumando. '¿Quieres ser grande?', me preguntó. 'Sí, sí, quiero ser grande, señor', le contesté... 'Entonces ya está', dijo 'ya estamos hecho... Tú y yo tenemos un trato.' Y eso fue todo. Después fui hasta la carnicería y el carnicero no me quiso cobrar. Ahí empezó todo, más o menos".Esa fue la historia.
Bueno, no cuento más: ya me puse muy confesional por hoy. (Ampliaremos)
Son casi la una de la mañana. Estoy cansado, me voy a dormir.
Sólo quedarán aquí estos chicos jugando sus juegos en la computadora. Aguantando la noche.