martes, 5 de enero de 2010

El secreto de Hugo, seguido de Sun king


[Este es el otro sueño que tuve antes de Navidad. Son dos sueños, o un sueño que se continúa en otro, o una matiné onírica, como sea...]

1: Me encontré con Leonardo Cabrera en San José. Lo primero que me dijo, con mucho entusiasmo, fue que había terminado de rodar un cortometraje titulado "El secreto de Hugo".
-¡Ah! ¿Sí?... -le dije -¿Y de qué es?
-Es sobre Hugo Fontana -me respondió.
Entonces, de golpe, comenzó a transcurrir el cortometraje, tanto como si yo me hubiera introducido en su mundo ficticio o tanto como si el relato adquiriera de pronto todas las características propias de una representación teatral. Entre tanto, Leonardo me informó que todos los personajes estaban encarnados por amigos suyos de San José, entre los que reconocí a algunos.
El cortometraje era breve. Había obviamente una leyenda al comienzo: "EL SECRETO DE HUGO", seguida de otra que decía DIRECCIÓN: LEONARDO CABRERA, y comenzaba así. Yo estaba parado en un baldío y Hugo Fontana llegaba corriendo atravesando una calle y se me paraba en frente como si fuera presa de un nerviosismo que lo mantenía crispado. De repente abría grandes los ojos, tomaba aire y extendía sus manos hacia adelante retorciendo los dedos como si estrangulara un par de gallinas en cada una.
-Todo, todo, TODO... -dijo -¡¡¡¡¡Todo debe ser... TENSO!!!!!...
Mientras tanto, más abajo, a nuestros pies, más precisamente, estaba la tumba de Ernest Hemingway. En realidad no estaba muy bien enterrado. Tenía un ramo de flores de plástico, con más hojas que flores, sobre su regazo, y una botella de whisky con poco contenido sobre su pecho... Hemingway habia estado observando y escuchando todo lo que acontecía a un metro y medio por encima de su nivel, y cuando Fontana terminó de hablar, se sacudió y gritó con una voz agrietada:
-Naaaaaaaaaa... Andá a cagar... Me voy a la mierda...
La tierra empezó a deslizarse por los costados de su cuerpo y Hemingway terminó de ponerse en pie y se alejó un poco tambaleante a la derecha. Desaparecía así de la escena.
En el final, una mujer que manejaba un Volvo sedán de color azul se detenía en la esquina al observar que Fontana estaba en el baldío. La mujer iba con su propio marido en el asiento del acompañante, y este por lo visto se sintió molesto ante el interés de su esposa por el escritor uruguayo, así que le gritó que se apurara. La mujer se sacudió asustada y giró el volante hacia la izquierda, pero el hombre volvió a gritarle y ella pareció entender que no se dirigían hacia ese lado, sino hacia la derecha.
Así terminaba el cortometraje.

2: Mi hermana Andrea y yo éramos niños. Estábamos subidos al techo de nuestra casa en el Kennedy y observábamos el cielo en la madrugada. Todo el tiempo se veían estrellas fugaces, pero Andrea no podía verlas. Cada vez que yo le decía: "¡Mira! ¡Una estrella fugaz!", ella preguntaba: "¿Dónde?... ¿Dónde?" y giraba rápidamente la cabeza hacia un lado y otro tratando de encontrarla, pero la luminosidad siempre se desvanecía en el preciso instante en el que encontraba el sitio que yo le señalaba. Así que el único que podía ver las estrellas fugaces era yo, y eso no sólo me generaba cierta contrariedad, sino una especie de amargura por que no pudiéramos ver las mismas cosas.
La luna estaba en cuarto menguante, un poco sobre el noroeste, rodeada de unas pequeñas nubes que adquirían una incandescencia amarilla.
-Mira la luna, Andrea... -decía yo -Ahora es cuando todo se pone rosado.
Observábamos la luna y las nubes a su alrededor y todo ese fragmento del cielo se encendía cada vez más.
Entonces sentimos los sonidos de una guitarra. Observamos hacia el este y supimos en seguida que lo que se venía era el inicio del día. Las primeras notas de "Sun king", de los Beatles se derramaban sobre el mundo todo, pasaban por encima de nosotros y seguían su viaje hacia el horizonte opuesto. El este adquiría un tono grisáceo y celestino y la canción continuaba. Empezaba la parte de los coros y en seguida también las primeras palabras "Here comes... the sun king..." Estábamos presenciando algo más que el comienzo de un nuevo día. Sentíamos lo que hacía la diferencia. Y eso era que nos sabíamos los poseedores de una situación o de un objeto intangible que preservábamos o cuidábamos para los demás. Era la sensación de que alguien tenía que estar observando todo aquello para que eso mismo pudiera acontecer, y acontecer para que los demás lo recibieran. QUANDO PARAMUCHO MI AMORE DEFELICE CORAZON / MUNDO PARARAZZI MI AMORE CHICKA FERDY PARASOL / CUESTO OBRIGADO TANTA MUCHO QUE CAN EAT IT CAROUSEL...
Bajamos del techo y fuimos a despertar a nuestro hermano Franco, que sería un niño de seis o siete años.
-¡Salió el sol! ¡Salió el sol! -le decíamos.


6 comentarios:

Unknown dijo...

Primero un marciano, después la fuente. Me pregunto quién más viene ahora... ¿Soñarás con canguros chiquitos y morenos?

Fabián Muniz dijo...

Tus sueños la maaaaaatan!!!

Abrazo!
A.A

Pedro Peña dijo...

Tus sueños son ciertamente espectaculares, hermosos y yo diría que preosupantes (sobre todo para los involucrados...)


Yo lo único que te pido es que si alguna remota vez mi presencia alcanza tu ello, antes de publicarlo en el blog, me lo consultes...No vaya a ser que pase como aquel sueño de V.T....

Pedro Peña dijo...

preocupantes, en realidad, en vez de preosupantes...
aunque también son preosupantes!!!

Leonardo de León dijo...

Tus sueños son admirables, Damián. No sólo los sueños, sino tu ya remarcada impronta para contarlos.
Me reí mucho con la foto. Preciosa.
Un abrazo grande desde las Aguas Edulcoradas de Rocha.
Leo.

Maribel dijo...

Damian,
Estes teus sueños, na mão de um diretor de vanguarda, dariam bons filmes...