¿Qué fue de Beck diez años después de un disco notable como Odelay? ¿Qué fue de Beck más de diez años después de oponerle a Nirvana su propio «himno generacional», como lo fue el simple «Loser»? ¿Qué pasó con el chico rubio, carilindo y californiano que andaba entre los veinte y los treinta años? ¿Qué pasó cuando el sistema musical (MTV mediante) fagocitó al «loser» para hacerlo un «winner»? La respuesta es que Beck siguió haciendo discos interesantes (Mutations, Midnite vultures, Guero); pero, sobre todo, siguió conservando una mueca que lo distingue hasta en la entonación tan cansina que despliega lentamente tema a tema, siguió conservando esa cara que mira desde la tapa de sus discos como preguntando «¿Qué esperaban? ¿Qué cara querían que pusiera en las tapas de mis propios discos?» Beck continuó siendo ese artista ecléctico, difícil de clasificar, que suena a una mezcla extrañísima entre Zappa, Dylan, Beatles, la electrónica, el hip hop, el funk y la música de iglesia protestante.
Diez años después de Odelay, en su nuevo disco, The information (también producido por Nigel Godrich, productor de Radiohead y del último Paul Mc Cartney), el músico confirma que, al borde ya de los cuarenta años, sigue sonando tan fresco, imaginativo y audaz como a mediadios de los ‘90. Y así encontramos al Beck de siempre en «Elevator music», el primer tema, cuando apenas termina la invocación (¿del baterista?): «One , two, you know what to do» (Un, dos, ya sabés lo que tenés que hacer). Allí mismo aparece la mueca de Beck en la letra: «Pongan la música de ascensor / Empújenme a donde pertenezco / La ambulancia suena / La mosca en el muro / No sabe qué está mal / Si pudiera olvidarme a mí mismo / Encontraría otra mentira para decir / Si tuviera un alma para vender / Compraría algo de tiempo / Para hablar con mi cerebro celular». Otro de los temas más promocionados del disco, «Nausea», suelta estas palabras en el comienzo: «Ahora soy un marinero mareado / En una nave de ruidos / Tengo todos mis mapas al revés».
A estas dos canciones se les puede sumar varias más que entrarían en lo mejor de la discografía de Beck, como «Strange apparition» (una especie de canto religioso desganado), «Soldier Jane», «No complaints» (un guiño beatle que refuerza el videoclip de la canción, en el que los músicos de Beck aparecen personalizados como los Fab-four de la primera época pero algo desprolijos), «Motorcade» (un ejemplo de los mejores momentos de la música electrónica en sus discos) o «Movie theme» (que recuerda la paz evanescente de otros trabajos anteriores como «Such a beautufull world», de Midnite vultures, o «Ramshackle», de Odelay).
La edición de "The information" incluye una plancha de autoadhesivos para que cada quien pueda armar su propia carátula eligiendo de un conjunto bastante amplio. Pero la verdadera «perla escondida» es el generoso DVD adjunto que incluye los videoclips de absolutamente todos los temas del disco. Un hierático y poco o nada sonriente Beck canta frente a una cámara fija en casi todos los temas, mientras sus músicos, parientes o amigos dan vueltas a su alrededor agitándose y formando un conjunto casi dadaísta que incluye hasta un oso rapero que es molestado por otro oso (ya más propio de los programas infantiles) que está necesitado de ponerse a rapear.
Diez años después de Odelay, en su nuevo disco, The information (también producido por Nigel Godrich, productor de Radiohead y del último Paul Mc Cartney), el músico confirma que, al borde ya de los cuarenta años, sigue sonando tan fresco, imaginativo y audaz como a mediadios de los ‘90. Y así encontramos al Beck de siempre en «Elevator music», el primer tema, cuando apenas termina la invocación (¿del baterista?): «One , two, you know what to do» (Un, dos, ya sabés lo que tenés que hacer). Allí mismo aparece la mueca de Beck en la letra: «Pongan la música de ascensor / Empújenme a donde pertenezco / La ambulancia suena / La mosca en el muro / No sabe qué está mal / Si pudiera olvidarme a mí mismo / Encontraría otra mentira para decir / Si tuviera un alma para vender / Compraría algo de tiempo / Para hablar con mi cerebro celular». Otro de los temas más promocionados del disco, «Nausea», suelta estas palabras en el comienzo: «Ahora soy un marinero mareado / En una nave de ruidos / Tengo todos mis mapas al revés».
A estas dos canciones se les puede sumar varias más que entrarían en lo mejor de la discografía de Beck, como «Strange apparition» (una especie de canto religioso desganado), «Soldier Jane», «No complaints» (un guiño beatle que refuerza el videoclip de la canción, en el que los músicos de Beck aparecen personalizados como los Fab-four de la primera época pero algo desprolijos), «Motorcade» (un ejemplo de los mejores momentos de la música electrónica en sus discos) o «Movie theme» (que recuerda la paz evanescente de otros trabajos anteriores como «Such a beautufull world», de Midnite vultures, o «Ramshackle», de Odelay).
La edición de "The information" incluye una plancha de autoadhesivos para que cada quien pueda armar su propia carátula eligiendo de un conjunto bastante amplio. Pero la verdadera «perla escondida» es el generoso DVD adjunto que incluye los videoclips de absolutamente todos los temas del disco. Un hierático y poco o nada sonriente Beck canta frente a una cámara fija en casi todos los temas, mientras sus músicos, parientes o amigos dan vueltas a su alrededor agitándose y formando un conjunto casi dadaísta que incluye hasta un oso rapero que es molestado por otro oso (ya más propio de los programas infantiles) que está necesitado de ponerse a rapear.
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