jueves, 20 de diciembre de 2007

De pesado


Hace ya algunos días, en estas vueltas del blog, un lector señalaba que yo le estaba dando muchas vueltas en mis textos a lo que pasa actualmente en las letras uruguayas, quizás dándole demasiada importancia. Creo que es bastante cierto. Además, el comentario viene de una persona cuyo trabajo, que sigo de vez en cuando, estimo mucho, alguien en quien tengo ciertas esperanzas. De paso, en ese comentario del que hablo, se me citaba a Roberto Bolaño y su obra póstuma "2666". Esa cita representaba de algún modo, trasladándola a nuestro ambiente, una crítica certera. Hoy casualmente, estaba tirado en la cama leyendo otro de los volúmenes póstumos del escritor chileno: "El secreto del mal", un libro que recoge relatos que el escritor dejó a medio hacer o a medio revisar o a poco de publicar. Como sea, algunos son de lectura bastante interesante, como el caso de "El hijo del coronel", pero también hay textos en los que los aspectos ficcional o de género son sacudidos, como es el caso de "Derivas de la pesada", un texto sin desperdicio que en once páginas funciona como una especie de compresión de las virtudes y las miserias de la literatura argentina del siglo XX, una especie de compendio o metonimia tan lúcida como hilarante sobre las letras del vecino país, y nada menos que a manos de un chileno. Allí encontré unos pasajes que creo también se pueden aplicar (mutatis mutandis) a algunos detallecitos de nuestras letras. Por ejemplo esto, a partir de Arlt: "La literatura de Arlt, considerada como armario o subterráneo, está bien. Considerada como salón de la casa es una broma macabra. Considerada como cocina, nos promete el envenenamiento. Considerada como lavabo nos acabará produciendo sarna. Considerada como biblioteca es una garantía de la destrucción de la literatura. O lo que es lo mismo: la literatura de la pesada tiene que existir, pero si sólo existe ella, la literatura se acaba."
En sí, creo que esta frase puede muy bien ser un punto a considerar para quienes pretenden (lectores, críticos especializados, etc.) ascender a veces a un autor o a una obra en particular hacia determinado lugar en un supuesto canon. Porque el resultado puede ser a veces bastante forzado y el escritor en cuestión quedar como un monigote prendido con alfileres de un cañamazo que se deshilacha en ciertas partes. (Claro, ahora me acuerdo de que el texto de Bolaño arranca con el asombro [falsamente ingenuo] de cómo determinado cúmulo de intelectuales porteños aristócratas y burgueses entronizaron al Martín Fierro de José Hernández.) El caso de Levrero, acá, se le parece bastante, por lo de ese apresuramiento que se tiene de que quede resplandeciente como una placa de bronce. Y no tengo porque tirar la piedra y esconder la mano: hace varias semanas escribí en mi columna para la revista Freeway de Montevideo una nota sobre Levrero, su novela luminosa y sus epígonos (http://blogs.freeway.com.uy/noviembre2007/pozo/). Como es una columna en la que tengo que hablar de lo que me gusta leer, así, sin aspavientos y yendo al fondo visceral de mis gustos de lector de cada día, recuerdo que empecé jugueteando con la idea de que en nuestra literatura había como una inversión, algo así como que la "rareza" (eso que quizás sembramos en el impoluto corazón de un poeta que le regalamos a Francia) se transforma en "norma", en lo "intelectualmente bien visto", en lo "común". Bueno, la frase de Bolaño de más arriba, creo que hace pensar que, como en el fútbol, hay escritores que tienen que jugar en su puesto y no salir de ahí, o no considerárselos con valoraciones que son más pertinentes para otros escritores.
Lo otro, leyendo "Derivas de la pesada", es esa confirmación incesante de la riqueza y variedad de las letras argentinas. Bolaño habla de parejas de autores como Borges-Soriano, Arlt-Piglia y O. Lamborghini-Aira y uno se da cuenta de que allí pasa algo, de que la literatura es además un campo de batalla. Así, se me ocurrió que la literatura uruguaya hoy, según leo hasta en los suplementos culturales (quizás digo "literatura uruguaya", cuando debo decir "narrativa uruguaya", mayormente) es como una especie de casa grande heredada en sucesión y habitada por muchos futuros beneficiarios. Todos comparten los espacios de todos, duermen bastante cerca. Unos roncan, otros hacen el amor, otros se masturban, y siempre, indefectiblemente, eso se siente a través de las paredes. Si alguna chispa de discordia saltara entre ellos, si eso sucediera, ellos creen que la pelea haría que la misma casa, incluso, se viniera abajo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa frase de Bolaño me suena a esas cosas inteligentes que dicen las personas inteligentes y que si escucharan de boca de otro podrían destruir con dos o tres argumentos.

Además, si cambiás "de la pesada" por cualquier otra cosa, también funciona. "La literatura pop tiene que existir, pero si sólo existe ella, la literatura se acaba". "Corín Tellado tiene que existir.."

Sobre los uruguayos raros que mencionás, me parece que más que raros son "personales". No entiendo por qué eso sería criticable. Ojalá todos pudiéramos encontrar voces tan "nuestras" e inimitables como ellos. Kafka también podría considerarse un raro, pero todo aquel que escribe y que desde la primera línea se nota que es texto es de él/ella y que no podría ser de nadie más, es un raro.
Para mí lo raro no son los autores, sino la etiqueta que les pegaron.

Anónimo dijo...

Me faltó enviarle mis más entusiastas saludos :)