sábado, 31 de mayo de 2008

Harry Dickson, el psicólogo sin igual

(Revolviendo en algunas carpetas de la computadora con la finalidad de borrar archivos inútiles, me encontré con una copia de un mail que le envié a Valentín hace dos años exactos. Era por los días en que yo había hecho el segundo viaje más largo de mi vida, un viaje a Paysandú. Publico el mail porque me hizo reír, además de que ni me acordaba de algunas cosas, y de algunas otras sigo sin acordarme... Los poemas de Carneiro que transcribo al final los saqué seguramente de una edición de Brecha que me fui leyendo en el tramo final del viaje, Montevideo-Maldonado; si mal no me acuerdo estaban como material adjunto a una nota de Alicia Migdal sobre la poeta.)

Valentín:

VIAJE DESDE PAYSANDÚ

Acá va la primera parte de los escritos que Llarvi hiciera cuando volvía de Paysandú.
“Hemos pasado por Young (We’re in Young... Where were when we’re in Young...). En honor a un conocido que vende libros y que es de este pueblo pongo un disco de Dizzie Gillespie. Una mujer sentada un par de asientos más adelante saca cosas de su bolso, y lo que haya para leer en ellas. Es hermosa, tiene algunos rasgos de raza negra y las pestañas largas. En cierto momento saca una cámara digital y trata de enfocar algo a su alrededor: pudo ser el final del pasillo del ómnibus (por donde descenderemos), o un par de hombres conversando a su derecha. Ahora ha sacado un discman y escucha (escuchará, me digo yo) música. Sobre su pelo, una luna creciente sale entre la resolana de los campos de Río Negro. Muchos aprovechan para dormir. Yo no me aguanto en el asiento porque ahora Dizzie hace con su banda ‘Sometimes I’m happy’ y me dan ganas de salir corriendo. A lo lejos surgen tras las lomas unos árboles encorvados como caballos de Figari. Cruzamos el Río Negro. Ahora el relieve es más accidentado. Hay unos campos con lomas cargadas de granos a punto de recoger. A lo alto, recortándose amarilla contra el cielo celeste, muy lejos, una segadora sin apuro avanza con un hombre que va sentado en su interior un sábado a la tarde, recibiendo la tibieza del sol a través de los cristales.” (...)
Ahora que transcribo este texto me doy cuenta de que no es tan bueno... Pensé que había escrito otra cosa, aunque falte referir lo que pasó después que dejamos Florida y llegábamos a Santa Lucía y escuché cuatro o cinco asientos más adelante que alguien decía algo sobre Winston Churchill... Será para otra oportunidad.
Estoy leyendo una novela policial (mala) que una alumna del liceo 3 me prestó, se trata de “El castigo de los Foyle”, de Jean Ray... es una de esas novelas del investigador Harry Dickson... me muero de risa con algunas situaciones insoportablemente mal narradas que siempre viene muy bien leer... Te alcanzo estas dos entre varias, que hasta me dan la pauta de poder escribir algo así sobre un personaje con un sesgo irónico...
 “Harry Dickson examinaba la pieza con esa inteligente celeridad que lo caracteriza.”
 “Y, de pronto, a partir de esos fragmentos, todo un sórdido y lamentable romance se reveló a Harry Dickson, el psicólogo sin igual.”


POEMAS DE CRISTINA CARNEIRO
(de Para simplificar)

vigilia I

Todos los días de mi vida despierto creyendo que tengo madre
del sueño de que tengo madre.
Apenas despierto me pongo a soñar que tengo madre
y creo que la sueño despierta
creyéndola apenas despertar soñada.
Ella pasó en esta tierra sus días, yo
toqué su cuerpo de carne.
De ahí mis confusiones.
No intento engañar a nadie.
Estoy sinceramente equivocado.

vigilia II
Todos los días de mi vida despierto creyendo que tengo madre
hasta que un día no despierte
para que ella se retracte.

vigilia III
Me le rendí a causa del viejo de la bolsa
amniótica. Luz, oscuridad rojiza
en la pared interior del párpado,
esperan al ojo al volver de ver.

vigilia IV
Todos los días de mi vida despierto creyendo que tengo madre.
Si seré necio.

vigilia V
Hurgón de alcantarillas,
modesto mercader de huesos,
todos los días
soy el viejo duelo entre mi cirujano y mi gozador
y mastico el habitual narcótico con la prótesis del habitual amor.
El príncipe del mundo no me sobresalta.
Todo es, por desgracia, inteligible.
Y despierto creyéndome y me duermo sin haber creído.

vigilia VI
Todos los días de mi vida despierto creyendo que tengo madre,
soñando que al caer la noche tengo por fin madre.
Comida caliente. Comida caliente y ropa limpia
para el bruto que vuelve de ganar el día a tiniebla y
crujir de dientes, comida en la mesa
para el duro traficante que llega del osario,
comida para resistir la noche,
comida, comida caliente me esperará al caer la noche, pues
la vida humana es aún sagrada, si no me confundo,
si estoy sinceramente confundido.

vigilia VII
Todos los días, todos los días, todos los días.

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Bueno, un abrazo y mandame esos textos... ¡Venga!
D.

1 comentario:

Rafael Tortt dijo...

Damián: Me pareció muy bueno el texto.El fragmento donde describe el viaje es muy detallista y causó en mi una muy buena impesión.Sentí como si yo mismo viajara, me pareció verme, mirando por una ventanilla, tomando con mi mano una cortina gris, fina , aspera y delicada a la vez.Gracias.