domingo, 11 de mayo de 2008

La vuelta de las canchas


Pensaban que no iba a volver, pero no. Once meses después de que me fracturé en medio de un partido, regresé a las canchas. Fue una vuelta esperada, prácticamente todo Maldonado estuvo pendiente. Fueron periodistas, curiosos, médicos y enfermeros. Por la mañana llegó el fax desde Zürich con la habilitación de la FIFA más un mail del Diego y otro Heber Silva Cantera. Todo estaba listo. A las cuatro de la tarde, en la cancha de fútbol cinco del barrio Iporá, allí mismo donde me había lesionado, sonó el silbatazo inicial, me pasaron una primera pelota, eludí dos jugadores seguidos, y cuando se me fue un poco larga hacia el área y el golero quiso contenerla, choca con mis pies y la pelota me queda servida, con el golero ya vencido, para el primer gol del partido. Era el inicio del partido y ya ganábamos 1 a 0. Algunos querían parar ya el partido, pero yo dije no, no, ahíto de la humildad del futbolista medio uruguayo, y dije no, no, sigamos...
Bueno, en este punto, un amigo mío, seguró que sí, me diría: "Pero Damián... Jugabas con niños de 14 ó 15 años... ¡Qué osado lo tuyo!...". Y yo diría que bueno, que sí, que eran mis estudiantes de 3º2 y 3º3, pero que también ellos jugaban, que no eran de palo, y que sí, tenían 14 ó 15 años. Pero yo ya tengo 28... Se me hacía tarde para el partido y todavía estaba en casa. Aunque la cancha me quedaba a unas cuatro o cinco cuadras, igual me fui en la bicicleta, lo más rápido que pude, y llegué cansado.
En la semana, medio en broma, había prometido diez goles, pero hice seis... Ya describí el primero, que según la prensa departamental (o sea, los periodistas de canal 11 Eduardo Batista y Marcelo Pullares justo estaban en el quincho del club tomando una cervecita y departiendo sobre la conveniencia o no del verso alejandrino de catorce sílabas en la poesía bucólica, cosa por demás innecesaria, porque el bucolismo se terminó, porque todas las publicidades de agua mineral y de jabón en polvo borronearon el concepto) fue un gol "notable", digno de aquellos regates de Claudio Paul Caniggia. Eduardo Batista lo calificó con un 8. Los siguientes cinco goles fueron así...
El segundo: Antes de este gol ya había pegado de derecha, cruzado, anticipando en un corner, y la pelota había dado en el ángulo y se había ido de la cancha... Pero el segundo gol vino también en un corner, desde la izquierda. La pelota me llega, la duermo bajo la suela derecha y ahí nomás le meto un puntazo con el mismo pie. La pelota pasa por el espacio que hay entre el estómago y el brazo del golero. (Homenaje a Romario).
El tercero: Parecido al primero, sólo que anticipo un pase entre dos defensas, eludo otro jugador y al golero y defino con el arco vacío. (Marcelo Pullares: "¡A la puta! ¡Qué poder de reacción!... Sinceramante, no pensé que fuera a llegar al partido en estas condiciones tan buenas. Creíamos que su estado físico no iba a ser el mejor, como se dice generalmente luego de que un jugador regresa de una larga inactividad, y que, por lo tanto, dado esa inactividad física a la que hacíamos referencia, no iba a estar en las mejores condiciones" [Pullares gusta de los circunloquios])
El tercero: No me acuerdo, pero estuvo buenísimo...
El cuarto: Tampoco me acuerdo bien, pero fue como uno de esos que hacía Cruyff, que es el jugador que más se me parece cuando me pongo esa remera naranja que tengo, una de tela vieja.
El quinto: Un pase al medio en la puerta del área y le pego al palo del golero. La pelota pega en el palo y entra, justo en el rinconcito. Tipo como uno que hizo Zidane una vez.
El sexto: Ante un rechazo del golero, saco una volea de zurda que cruza ante todo el arco y se incrusta en el ángulo superior izquierdo. (Antes casi había hecho un gol de taco, de espaldas, por arriba del golero. La pelota pegó en el travesaño y se fue).
Bueno: las calificaciones...
Eduardo Batista: 10
Marcelo Pullares: 10
En fin... Quedé muy contento con el desempeño, pero eso no podría haber sido nada sin el esfuerzo de todo el equipo, que peleó cada pelota como si fuera la última. Y ahí se notó el trabajo de toda la semana, que pienso "de que" es muy importante para que las cosas salgan el día del partido. Además justo hoy me terminé de bajar el Concierto por Bangla Desh, de George Harrison, y ver imágenes de ese país, o ver tocando una vez más a Ravi Shankar, me trajo recuerdo de otro de mis grandes partidos, uno que jugué en Bombay en 2003. Resulta que Felipe y yo ya habíamos terminado la carrera de profesorado y como habíamos salido medio abombados de estar tantas horas por día, nos fuimos a hacer un tour Hare Krsna! quedándonos en templos a través de las gestiones de varios de sus amigos devotos. Bueno, se armaban los propios partidos. Una vuelta bajaron unos del lado del Himalaya, casi unos renunciantes totales en lo material, se podía decir que vivían del aire, pero cuando veían una pelota dividida los tigres te metían la suela en la garganta. Además la movían con propiedad. Bueno, esa tarde jugué muy bien, también. Felipe, por una cuestión de número, porque a ellos les faltaba uno, se ofreció a jugar para el otro equipo (fue una especie de renuncia, por lo tanto, algo así como la imposibilidad de decir NO o su postura del SÍ fácil). Felipe siempre recuerda la vez en que encaré hacia el área y él me salió al cruce. Le tiré flor del caño y rematé cruzado al segundo palo. Golazo. Los gurús me levantaban, me llovían pétalos de la tribuna. Así ganamos 5 a 4 con ese gol. El asunto es que a la salida un fotógrafo galés que estaba de excursión y que había visto el partido me dijo que había tomado varias fotos, entre ellas la mi caño a Felipe. Al otro día la descargamos del mail en la laptop que había en el templo. Felipe nunca la quiso conservar, no tanto porque no salía bien parado, sino porque es una especie de recuerdo de una época que él preferiría olvidar, ya que justo ese mismísimo día en Bombay le ocurrieron cosas muy, muy fuertes, que después cuento en otro post. Pero cosas muy fuertes fueron.


5 comentarios:

Greta dijo...

jazz y mentir. Buena conbinación

Greta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fabián Muniz dijo...

jeje... Creo que Bob Dylan va a volver a Uruguay antes e que yo pise una cancha...
Pero bue... Hay que jugar al futbol

Leonardo de León dijo...

Muy bueno. Sos un mentiroso verosimil. Bah, acá todavá dicen que jugás bien...
Un abrazo grande.
L.

Anónimo dijo...

prof jajaja muy buena su redaccion, entre a su pagina y de leer y leer me gusto mucho esta historia.me sorprendio la parte donde explica la forma de como fueron los goles, con esas definiciones tendrìa que estar con con beckam o algunos de esos mostros. bueno me despido con saludos y abrazos