jueves, 11 de diciembre de 2008

El sur del norte




El siguiente diálogo se produce en el cuarto para fumadores de un tren que cruza el estado de Louisiana:
-Entonces, ¿usted quiere que vuelva? ¿La recibiría? -Pero no necesitó mirar la cara del otro; dijo rápidamente. -Disculpe, retiro eso. Es más de lo que cualquier hombre puede contestar.
-Dios mío -dijo el otro -. ¡Dios mío! Debía abofetearlo. -Y añadió con un tono de atónita incredulidad: -¿Por qué no lo hago? ¿Puede decírmelo? ¿No entiende que un médico, cualquier médico, es una autoridad en glándulas humanas?

---Cuando estaba en segundo del liceo una profesora pidió que estudiáramos algo sobre blues y jazz. Éramos el peor segundo del año '93. Nos cambiaban de salón a cada mes. Hasta los otros grupos se quejaban de nosotros. Terminamos en el último piso, en el único salón que tenía el último piso. No sé por qué, quizás por hacer un buen papel delante de mi madre al verme estudiando, me puse a leer algo sobre los orígenes del blues. Allí se hablaba de una canción de Bessie Smith, no me acuerdo cuál. Lo único que recuerdo es que se comentaba la letra, y se decía que en ella Bessi Smith se quejaba de dolor de muelas. ¡Buena!, me dije. Eso era distinto. No era nada parecido a "Jugate conmigo", con Cris Morena y su corte de adolescentes pavotes. Llegó el día del oral. Nadie levantó la mano. Sólo yo. Eso era raro. Hablé de lo que había leído y me encargué de que quedara claro de que hablaba una canción de Bessie Smith. Dolor de muelas. Eso era real.---

De pronto Wilbourne oyó su propia voz hablando con asombrada y quieta incredulidad. Le pareció que los dos estaban alineados en orden de batalla y sentenciados y perdidos, ante el entero principio femenino:
-No sé. Tal vez le haría bien.

Me ocurre leyendo a Faulkner, a Carson Mc Cullers, a Flannery O'Connor... Hay una intención de no querer mostrar todo el mundo, de reservar la porción de misterio ajustada... ¿Para qué? ¿Para condescender con cierta idea literaria acerca del alcance limitado de la representación? Creo que algo más... Para decir que estamos ante el misterio de un mundo que ya no existe, que dejó de existir o existía a impulsos ciegos cuando ellos escribieron sobre el sur. Nunca voy a entender "Enoch y el gorila", de Flannery O'Connor, y ni quiero entenderlo. O quizás el único entendimiento que me satisfaga esté en un nivel subterráneo, lejos de lo mensurable... Un par de hombres se escapan de la cárcel. Hay algo mítico. Esa fuga es de algún modo la primera fuga de dos hombres en la historia. La siento así.

Pero pasó el momento. Rittenmeyer se dio vuelta y extrajo un cigarrillo del bolsillo y sacó a tientas un fósforo de la caja pegada a la pared. Wilbourne lo miró - la espalda elegante; se sorprendió preguntándose si el otro deseaba que se quedara y lo acompañara hasta que el tren llegara a Hammond. Pero de nuevo Rittenmeyer pareció adivinar su pensamiento.

---Como en el período Gótico, muchos siglos antes, en el Sur de entre el XIX y el XX ya no hubo una Verdad; la Verdad única fue desplazada por una verdad laica, o sea múltiple. Los valores religiosos y patriarcales cedieron ante los cambios económicos y sociales instalados a partir de la Guerra Civil. La mansión del patriarca protector, iracundo o no, se transformó en la casa del heredero gangrenado. (Ese es el drama faulkneriano, duro, pero no tan novedoso, de "Manderlay", de Lars von Trier) bla bla bla---

-Vaya -le dijo-. Váyase al demonio y déjeme solo.

A veces pienso qué veo en los viajes por el campo nuestro, en las lecturas de Morosoli. ¿Hay alguna relación entre aquello del sur del norte y el campo de este sur que aparece en las narraciones de Morosoli, donde vemos los efectos de la modernización luego de una Guerra Civil, donde vemos que un tiempo que ya no volverá aparece evocado como en "Muchachos" (1950)? ¿O es sólo un ready-made que me invento para pasarla bien y sentirme una especie de Monsieur Bovary gótico mientras miro el paisaje a través de la ventanilla del ómnibus?

9 comentarios:

Unknown dijo...

El encanto del tiempo que irremediablemente se pierde (porque el destino de todo tiempo es perderse, y quizá no dejar huella) es tan fuerte y tan misterioso que hace falta ser un verdadero idiota para no dejarse seducir por esa especie de nostalgia de lo que uno no conocerá jamás, más que en parte... Comparto la fascinación por el sur del norte, D. Vámonos a andar en un Plymouth por nuestro propio tiempo en fuga.

Unknown dijo...

Both of them, my dear. But, in our case, I guess our north is more misterious. In the fields of the language, in the red earth. That`s our Mars and our past.

Martín Bentancor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Martín Bentancor dijo...

La expresión "el profundo sur" es mucho más compleja de lo que permite leer su superficie. El "profundo sur" de las obras de Faulkner no es una construcción simbólica (como pretenden ver algunos estudiosos) sino meramente mental y, por lo tanto, notoriamente personal. un amigo dice que, a veces, cuando lee a Faulkner sólo entiende el 10% y agradece que así sea.

Damián González Bertolino dijo...

Gracias por los comentarios, como siempre...
Ignacio: No estaba en realidad marcando una preeminencia. Va más allá de lo geográfico, aunque lo geográfico es parte. Comparto también tu fascinación por el norte de nuestra tierra. Creo que a eso de algún modo apuntaba el final de mi post con la referencia a la guerra del '04. Justamente en esa frontera difusa con Brasil se generó gran parte de nuestra vida social y política posterior. ¿Qué eran Gumercindo y Aparicio Saravia? ¿Uruguayos? ¿Brasileros? Es un aspecto impresionate a seguir explorando como ya se ha venido haciendo. Quería también complementar tu comentario y el de Martín con un fragmento de un artículo de Zadie Smith con el que me leí justo esta mañana. El texto se llama "Fracasar mejor", fue publicado hace tiempo en The Guardian y el fragmento es este:
"Una gran novela es la intimación de un acontecimiento metafísico que nunca puede llegar a conocerse, no importa cuánto se viva, no importa cuánto se ame: la experiencia del mundo a través de una conciencia que no es la propia. Y no me importa si esa conciencia prefiere pasar el tiempo en salones de dibujo o en chats de internet, no me importa si usa una esquina de dorito como su protagonista o a la encantadora hija mayor de una familia burguesa, no me importa si se niega a usar la letra e o cruza cinco continentes en dos mil páginas. Lo que da unidad a las grandes novelas es la manera individual en la que articulan la experiencia y nos obligan a estar atentos, la manera en que nos despiertan del sonambulismo de nuestras vidas."

Leonardo de León dijo...

Damián:

Esta tarde, leyendo los cuentos de Scott Fitzgerald, me salió al paso la siguiente cita, que sé que te gustará: "He terminado por pensar que la poesía es el sueño que un norteño tiene a propósito del sur".
Gran abrazo.
LDL.

Fernanda Trías dijo...

Hola Damián. De este post tampoco entendí todo, pero lo que entendí me gustó. ¿De dónde son las citas?

Yo tuve que convivir con una autoridad en glándulas humanas (mi padre) y te aseguro que puede ser enloquecedor. Todo lo atribuyen a "los nervios".

cariños, f

Damián González Bertolino dijo...

Fernanda:
¡Volviste! Se te extrañaba...
La cita es de "Las palmeras salvajes", de Faulkner.
Un abrazo grande.

Fernanda Trías dijo...

¡Volví! Y contentísima de tener todos estos posts para empacharme :)