Primero, un comentario de una estudiante esta mañana de lunes. Me contó que fue a la Feria del Libro de Maldonado con su madre y le pidió que le comprara un libro de poemas. "¿Y para qué querés un libro de poemas?", le preguntó la madre. "¿Para qué lo voy a querer?", respondió la hija "¡Para leerlo!". Dejo las conclusiones en manos de los lectores.
Pero, de todos modos, quería hablar de lo que me pasó el fin de semana... Este fue el fin de semana de los devoradores...
Mª se había ido a Minas a visitar a su madre, así que a la tarde aproveché para reunirme con tres de mis estudiantes a tocar algunas canciones. Hasta la misma tarde de ese sábado banda tenía nombres tan dudosos como "Los tomates rellenos", "Gagá Dadá" o "Porjobi". En una de esas, mientras ensayábamos, apareció Ignacio Fernández, al que había visto relativamente poco luego de su vuelta desde Pelotas (había ido invitado por Aldyr Garcia Schlee a la Feria del Libro de esa ciudad, que aún no ha terminado). Apenas llegó nos sacó unas fotos y sacó su pequeño grabadorcito para captar algunas muestras de nuestras canciones. Antes de irse me pasó unos libros en portugués que había traído. Yo le había pedido algunas cosas de Murilo Rubiao y Moacyr Scliar, pero no me consiguió nada en particular; así que me pasó un par de libros "Orgias", de Luis Fernando Verissimo (¡qué apellido impertinente para un escritor!) y una de esas novelas de bolsillo de ciencia ficción (que en lengua española solía publicar Bruguera) llamada "Devoradores de plástico", de Tony Manhattan. Cuando Ignacio leyó en voz alta el título de este libro poniendo esa voz de relator de fútbol brasilero, supimos que el nombre de la banda ya estaba asignado. ¡Hay que leer ese tipo de cosas en portugués! ¡Son muy graciosas! Sobre todo porque muchas frases, palabras o giros del portugués nos suenan arcaicos o ingenuos en nuestra lengua... Con Valentín solemos reírnos de un par de ejemplos buenísimos en los que se percibe esa extraña sensación: "Gasolina sem chumbo" - "Nafta sin plomo"; "O abogado do Mandinga" - "El abogado del Diablo"; "O planeta dos macacos" - "El planeta de los simios". Claro está que una de esas pronunciaciones típicas de presentador brasilero contribuye al efecto. ¿Dónde estaba? Ah!, sí... en la novela "Devoradores de plástico"... Resulta que se produce un gran apagón en New York y luego los automóviles comienzan a apagarse uno a uno... Está claro, un OVNI está entre los humanos. Leí un par de páginas, así que no puedo precisar con certeza si los devoradores de plástico son extraterrestres, pero tiene toda la pinta de que va a ser así.
Mª se había ido a Minas a visitar a su madre, así que a la tarde aproveché para reunirme con tres de mis estudiantes a tocar algunas canciones. Hasta la misma tarde de ese sábado banda tenía nombres tan dudosos como "Los tomates rellenos", "Gagá Dadá" o "Porjobi". En una de esas, mientras ensayábamos, apareció Ignacio Fernández, al que había visto relativamente poco luego de su vuelta desde Pelotas (había ido invitado por Aldyr Garcia Schlee a la Feria del Libro de esa ciudad, que aún no ha terminado). Apenas llegó nos sacó unas fotos y sacó su pequeño grabadorcito para captar algunas muestras de nuestras canciones. Antes de irse me pasó unos libros en portugués que había traído. Yo le había pedido algunas cosas de Murilo Rubiao y Moacyr Scliar, pero no me consiguió nada en particular; así que me pasó un par de libros "Orgias", de Luis Fernando Verissimo (¡qué apellido impertinente para un escritor!) y una de esas novelas de bolsillo de ciencia ficción (que en lengua española solía publicar Bruguera) llamada "Devoradores de plástico", de Tony Manhattan. Cuando Ignacio leyó en voz alta el título de este libro poniendo esa voz de relator de fútbol brasilero, supimos que el nombre de la banda ya estaba asignado. ¡Hay que leer ese tipo de cosas en portugués! ¡Son muy graciosas! Sobre todo porque muchas frases, palabras o giros del portugués nos suenan arcaicos o ingenuos en nuestra lengua... Con Valentín solemos reírnos de un par de ejemplos buenísimos en los que se percibe esa extraña sensación: "Gasolina sem chumbo" - "Nafta sin plomo"; "O abogado do Mandinga" - "El abogado del Diablo"; "O planeta dos macacos" - "El planeta de los simios". Claro está que una de esas pronunciaciones típicas de presentador brasilero contribuye al efecto. ¿Dónde estaba? Ah!, sí... en la novela "Devoradores de plástico"... Resulta que se produce un gran apagón en New York y luego los automóviles comienzan a apagarse uno a uno... Está claro, un OVNI está entre los humanos. Leí un par de páginas, así que no puedo precisar con certeza si los devoradores de plástico son extraterrestres, pero tiene toda la pinta de que va a ser así.
[Amigos... Felipe acaba de llamarme para ir a la playa... La seguimos luego...]
1 comentario:
Espero llamarte más seguido para ir a la playa!
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