lunes, 13 de noviembre de 2006
Devoradores II
Hemos vuelto de la playa con Felipe. Ahora él anda por algún lugar de la cocina preparando unos fideos. Después de nadar un rato y sacar unas fotos, le leí el comienzo de "Devoradores de plástico", primero en portugués y luego traducida al español, y lo cierto es que en la segunda oportunidad no nos daba tanta gracia... (Antes que nada quiero aclarar que todo esto no se trata de eso que los estudiosos de la lengua llaman "prejuicio lingüístico"; muy por el contrario, me fascina la lengua portuguesa). Acá va el comienzo... (entónese con la prosodia de un narrador de radio, y si es deportivo, mejor).
"Eram sete horas da noite no bairro do Harlem, em Nova Iorque. Os moradores do lugar (que trabalhavam no centro de Manhattan) regressavam a suas casas para jantar, quando das luzes das ruas se apagaram. Havia muito tempo que nao acontecia nenhum defeito nas instalacoes elétricas e os transeuntes ficaram surpreendidos. Mas aquilo nao era suficiente para incomodá-los. As luzes dos faróis dos carros passaram a iluminar as ruas escuras. Mas o contratempo aumentou, quando a outra metade do bairro também ficou imersa na escuridao. Já preocupados com o insólito acontecimento, alguns moradores do Harlem telefonearam para a polícia, exigindo providências. E, de repente, todos os telefones deixaram de funcionar! Isso já era mais grave! Nunca acontecera uma 'pane' geral nos telefones de Manhattan e ninguém sabia a que atribuir o defeito. Sem comunicacoes com o resto da cidade, os habitantes do Harlem comecaram a se assustar. Nao havia luz elétrica, nem telefones! Que mais estaria para acontecer? A resposta nao se fez esperar. (...)"
Primero quiero decir que los signos de esclamación me han conmovido profundamente. Segundo, que si uno se fija cómo empiezan generalmente este tipo de historias uno encuentra un manual de todos los pasos que hay que recorrer para captar al lector, lo demás es el arte que uno le ponga al asunto. Hoy, más temprano, cuando coloqué en el blog el texto "Devoradores I", dije que tenía casi la total seguridad de que se trataba de extraterrestres... ¡¡Error!! Tres o cuatro páginas más adelante aparecen los verdaderos responsables de los desastres en "Nova Iorque"... Me parece que varios ya habrán adivinado... Continúa...
"Enquanto isso, muito longe dali, num 'Laboratório de Pesquisas Científicas' instalado em um subúrbio de Pequim, o General Mio-Kang-woo, um dos dez primeiros na hierarquia do Partido Comunista Chinês, visitava uma sala secreta do prédio, onde era recebido pelo Professor Ham-fong, perito em guerras bacteriológicas. Nesse momento, o cientista estava debrucado sobre uma grande tina de vidro, cheia de água espumejante. Seus assessores, que conduizam o general naquela visita, mantiveram-se respeitosamente de pé, perfilados contra a parede do laboratório.
-Que é que o senhor quer me mostrar? -indagou o general, aproximando-se do professor.
-Olhe, general! Quero que o senhor conheca os meus truques!
O militar olhou para a água e nao viu nada que lhe chamasse a atencao. Mas nao quis passar por ignorante.
-Virus? Bacilos?
-Nao, general. Bactérias artificiais! Eu consegui aperfeicoar a descoberta do meu colega, Professor Herbert Caldwell, de Londres! E usarei, contra o Ocidente, uma arma criada no própio Ocidente! Mas muito mais eficaz, sem dúvida alguma...
-Nao comprendo. Nao estamos em guerra como eles... ainda.
-Nao se trata de uma guerra... ainda.
-Entao, o que é?"
Más o menos hasta esa instancia llegué. Habría leído más si no me hubiera pasado gran parte de la tarde rascándome las picaduras de unas aguavivas chiquitas en la espalda. Pero, como siempre que uno lee este tipo de novelas, da para pensar en muchas cosas. El sábado a la noche estuve en la Feria del Libro hablando con Milton Fornaro, cuya última novela "Cadáver se necesita", me gustó mucho. Precisamente me decía cómo gran parte de nuestros narradores actuales (los uruguayos) descuidan el factor de la acción, mejor dicho, la necesaria continuidad de los hechos. Y también, y esto creo yo que está íntimamente relacionado con lo anterior, me hablaba de esa suerte de estigma que entre nuestros narradores poseen géneros como el policial y el thriller. Casualmente (y no tanto) estoy leyendo "Abril rojo", de Santiago Roncagliolo, y me he encontrado con una gran historia, muy bien narrada, y por sobre todo, con un thriller, con un thriller que no le falta el respeto (por el tema que trata) a otros novelistas peruanos como Manuel Scorza...
Mañana o pasado mañana sigo hablando de los devoradores.
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