miércoles, 23 de junio de 2010

Un drama


Terminada la segunda fecha de los partidos de cada grupo observamos dos cosas notables. Primero (lo que nos incumbe directamente) el invicto de los países sudamericanos. Tanto Uruguay, como Argentina, Paraguay, Brasil y Chile han ganado y mantienen sus chances de clasificar intactas. Y segundo: la decepción que han causado algunas selecciones, al menos sus primeros dos partidos. Se trata de Francia, Inglaterra e Italia, a las que se podría sumar Alemania con su traspié ante Serbia. Todos campeones del mundo en su momento, estos equipos tradicionales no terminan de convencer. Francia porque su nivel de juego es malísimo, y porque a eso hay que agregar sus problemas internos, como la expulsión de Anelka del equipo por un supuesto insulto al técnico Domenech. En Inglaterra, que empató 0 a 0 con la débil Argelia, parece seguir pesando el error de Robert Green (que fue reemplazado por "Calamity" James para ese partido) contra Estados Unidos, así como esa presión de ser largamente destinada a recuperar el trono que una vez ocupó en su propio país en 1966, y quizás también por esa insinuación del destino de que la Copa tendría que regresar una vez más a las manos de aquellos que inventaron este deporte (?¿). A Italia, por su parte, le duele, le duele muchísimo cuando la atacan. Le tocó esta vez contra la más cenicienta que blanca selección de Nueva Zelanda, y tras ir perdiendo por un sorpresivo gol al comienzo del partido, encontró una ayudita del juez y convirtió un penal tímido (de los que hay más o menos veinte por partido) en un gol de Iaquinta. Y terminó siendo un 1 a 1 penoso. Alemania cayó ante Serbia 1 a 0 con un gol que le convierten apenas es expulsado Miroslav Klose. Si bien tuvo la oportunidad de empatar de penal (Alemania no erraba un penal en un partido desde 1974), se encontró ante un equipo duro. Y lo que es más: luego de su rutilante presentación ganándole por 4 a 0 a Australia, Alemania parece ahora una selección que está en la cuerda floja de sus impedimentos: poco recambio, un plantel joven y la ausencia de Ballack por lesión. Miroslav Klose, que aspiraba en este Mundial a superar la histórica marca de Ronaldo como máximo goleador de la historia de los mundiales, va a tener que esperar hasta octavos para hacer algo al respecto.
Ante un cuadro así hay algo seguro: vamos a tener en octavos a equipos que no esperábamos en los sitios de clasificación que tampoco esperábamos. Las excepciones hasta el momento parecen ser la silenciosa Holanda (eterna aspirante al trono), que ya se clasificó, y Argentina y Brasil, selecciones estas dos que en realidad suelen hacer un tour por el Mundial previo a su paso por octavos de final. Lo de Argentina está más que comentado: es más una suma de individualidades que un equipo. La cohesión, la sustancia que parece unir todas las partes en el corazón de sus hinchas está asegurada por la presencia tutelar de Maradona, a quien esperan de vuelta en Argentina con la Copa, en el año del Bicentenario, casi con la misma expectación mesiánica con la que se aguardaba a Perón a fines de los '60. Brasil, por su lado, no juega tan bonito pero, dicen, se muestra más seguro en defensa. Como siempre, Brasil es una incógnita cuyo misterio recién desaparece en octavos de final, cuando tenga en frente a un equipo que le salga a patearle al arco.
Por cosas como estas sabemos que en este Mundial no se puede decir mucha cosa sobre el futuro. Y eso lo ha vuelto un Mundial más interesante de lo que se podía prever. Incluso, la tan elogiada defensa de Corea del Norte, que hizo un "gran" partido frenando al "scratch" brasilero en su debut, se comió siete goles contra Portugal. Hasta Cristiano Ronaldo hizo un gol. La pelota le quedó rebotando en la cabeza luego de trabar con el arquero y, como no tenía ni un miligramo de caspa en el coco, le cayó ante sus pies para aumentar la goleada con el arco libre.
Y nada ha ilustrado mejor lo angustiante y lo vano de estas caídas de ídolos como las vuvuzelas y las cámaras lentas de las reiteraciones.
Las vuvuzelas representan ese corneterío con algo de enjambre maligno que inunda el espacio de cada estadio desde los altoparlantes... Las vuvuzelas son las trompas llamando a cada cual a su propio destino. Nadie que vaya perdiendo u obteniendo un resultado inconveniente puede sentirse inmune al sonido de las vuvuzelas, que aportan el elemento de tragedia insoportable que el perdedor debe padecer. Las vuvuzelas son para los perdedores. Son la amarga verdad revelándose, el final de los tiempos llamando. Las vuvuzelas son lo perentorio. Las vuvuzelas atronan el relato del partido, igual que en una película de Hitchcock, cuando el protagonista descubre el peligro que estaba allí agazapado. Y entonces a correr o a hacer algo por tu vida.
Las cámaras lentas, las interminables reiteraciones en las que un segundo se siente a veces como una temporada en la cola de pagos de UTE o ANTEL, aportan a su vez lo cómico, y, en ciertas ocasiones, lo verdaderamente grotesco o lo que no teníamos intención de observar, como por ejemplo la pierna de Elano, sacudida por el planchazo de un defensa de Costa de Marfil. Tomemos ese mismo partido en el que Brasil ganó por 3 a 1. Primero gol de Luis Fabiano: los jugadores brasileros forman un racimo a un costado del arco. Kaká se acerca y queda cara a cara con el autor del gol. En la reiteración en cámara lenta, Kaká le expresa su alegría a Luis Fabiano y más se parece a una loca suelta, o cuando menos una drag queen, que a un jugador de fútbol. Lo mismo acontece cuando más tarde en otro replay observamos el rostro de Lucio, increpándole algo quizás a Juan. Parece que el partido hubiera sido guionado por Almodóvar o Manuel Puig. Es un poco ridículo. ¿Alguien avisó antes del Mundial que íbamos a tener que auscultar la campanilla de cada uno de los goleadores?
Sin embargo, las cámaras lentas completan el relato, porque le otorgan su faz descriptiva, ahondan donde la prisa por el seguimiento de la jugada no puede hacer nada. Es algo como decir: y bueno... mientras el pequeño Marcel hunde su magdalena en su taza de leche, pasa todo esto, toooooodo esto... ¡Por favor!... Si es como dicen, que Dios está atento a cada detalle de las acciones humanas, y hacerlo le lleva ver los acontecimientos de esta forma, pues bien, nadie va a querer saber nada con un tipo tan carente del mínimo sentido del pudor.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Sobre la mirada de Dios, ¿se asustará cuando lo marca Lugano? ¿o Dios es mujer?

Fernanda Trías dijo...

Ja ja ja ja ja. Muy divertido, lo de las vuvuzelas es tal cual, y parece que su hipnosis le funcionó en contra a los equipos africanos.
Alemania se pinchó. Los ganheses no le hicieron un gol de casualidad, porque no saben definir. ¿Viste todas las chances que se perdieron? No se puede creer...
Italia como siempre va a pasar y hasta capaz que aparece en la final, porque siempre lo logra, a pesar de su fútbol espantoso y de lo tramposos que son.

Sí tenemos una certeza en este mundial, que un semifinalista va a ser uno de estos equipos: Uruguay, Core del Sur, Ghana o Estados Unidos. ¿Qué tal?

F

Manu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manu dijo...

Damián, muy buenas tus impresiones del mundial,jajaaj!!habría que analizar la potencia descendente de las fucking vuvuzelas en el partido Uruguay-Sudáfrica...en una película de Hitchcock qué significaría? final feliz?
Italia arrivederci!! vamos a ver qué pasa con Alemania y los genios españoles...

Damián González Bertolino dijo...

Ignacio, Manuela, Fernanda:

Gracias por sus comentarios. Disculpen que haya respondido tan tarde. Recién estoy llegando de Sudáfrica... :P